Lectura que me sirve para el reto
"Clásicos grandes y pequeños" de Las Inquilinas Netherfield, Clásico de un autor que leas por primera vez.
William, el conde de Mount Severn está
arruinado y se ve obligado a vender East Lynne, la mansión que posee en West
Lynne. El comprador es Archibald Carlyle, un prestigioso abogado de West Lynne,
aunque al principio llevan la venta en secreto para que los acreedores del
conde no caigan sobre él. El conde está pasando una temporada en East Lynne con
su hija lady Isabel Vane, pero se pone enfermo y muere. En ese momento se
descubren todas sus deudas y que East Lynne es propiedad del señor Carlyle.
Lady Isabel descubre que no tiene nada y debe ir a vivir con el señor Vane
(heredero del título de su padre) y su esposa. Pero la esposa del nuevo conde
de Mount Severn y lady Isabel no se llevan bien, por lo que la vida en esa casa
es insoportable para Isabel. El señor Carlyle se ha enamorado de ella y le pide
matrimonio. Ella duda en aceptarlo porque se siente atraída por Francis Levinson,
un hombre que frecuenta la casa de los condes de Mount Severn porque tiene
amistad con la condesa. Pero como Levinson no parece sentir ningún deseo de
casarse con ella, y ella aprecia al señor Carlyle y quiere salir de esa casa,
decide aceptarle. Y en un mes están casados.
La boda supone una sorpresa para los parientes
y amigos del señor Carlyle. Su hermana, la señorita Carlyle, quien le ha
criado, no la aprueba porque cree que la vida que está acostumbrada a llevar lady
Isabel le costará mucho dinero a su hermano. Decide irse a vivir con ellos y no
le pone las cosas fáciles a lady Isabel. Para quien es un mazazo importante es
para Barbara Hare, vecina del señor Carlyle que está enamorada de él y creía
ser correspondida. Barbara le pide ayuda al señor Carlyle para limpiar el
nombre de su hermano Richard, que fue acusado hace años de asesinar al señor Hallijohn,
el padre de Afy, una muchacha de la que Richard estaba enamorado. Richard lleva
huyendo desde entonces porque la justicia le busca y su propio padre, el juez Hare,
ha jurado entregarlo si vuelve a verlo. Richard visita a su hermana y a su
madre a espaldas de su padre y habla con el señor Carlyle, quien se convence de
su inocencia.
Van pasando los años, el matrimonio de
Archibald e Isabel es feliz y han tenido tres hijos, pero la salud de ella se
resiente. Los médicos le recomiendan un cambio de aires y viaja a la costa,
fuera de Inglaterra. Allí coincide con Francis Levinson y los sentimientos que
tenía hacia él reaparecen con más fuerza. Para no caer en la tentación, en una
visita que el señor Carlyle le hace, lady Isabel le pide que la lleve a casa
con él porque ya está mejor. Y así se aleja de Levinson. Levinson no puede volver
a Inglaterra porque tiene muchas deudas, pero el señor Carlyle le ayuda
hablando con su tío sir Peter (al que Levinson espera heredar algún día) y, mientras
se solucionan sus deudas, Carlyle invita a Levinson a East Lynne.
Levinson intenta seducir a Isabel. Le dice
que Carlyle tiene una aventura con Barbara Hare. Isabel sabe que Barbara estuvo
enamorada de Carlyle y los ve en varias ocasiones hablando a solas (están
hablando de su hermano Richard y cómo limpiar su nombre, pero ella no lo sabe).
Esto despierta sus celos y acaba fugándose con Levinson. Este la engaña
diciéndole que cuando se divorcie de Carlyle se casarán, pero nunca lo hace a
pesar de que tienen un bebé. Cuando Isabel se da cuenta de que la ha engañado
le dice que no quiere saber nada más de él. Queda sola, sin medios económicos y
con un hijo sin apellido.
El conde de Mount Severn, que siempre ha
sentido simpatía hacia ella, va a verla y le ofrece dinero que ella rechaza,
pero él insiste en ponerle una renta anual para que pueda vivir. En un viaje en
tren se produce un accidente, el bebé de Isabel muere y ella queda muy mal
herida y la dan por muerta.
El señor Carlyle, aunque estaba divorciado
y no había vuelto a mencionar el nombre de su esposa, no quería volver a
casarse mientras ella siguiera viva porque no le parecía correcto. Al enterarse
de su muerte, se casa con Barbara Hare.
Lady Isabel sobrevive de milagro y al
descubrir que la han dado por muerta y que el accidente ha desfigurado su rostro
decide adoptar el nombre de madame Vine y se pone a trabajar como institutriz.
Cuando la hija de la familia para que la trabaja recibe una propuesta de
matrimonio, ella se queda sin trabajo y le buscan otro. Le proponen trabajar como
institutriz de los hijos del señor Carlyle y, aunque sabe que le dolerá mucho,
la idea de volver a ver a sus hijos le hace aceptar. Se disfraza y, con los cambios que el
accidente ha provocado en su rostro, nadie la reconoce. Sufre mucho al volver a
su casa y ver a Archibald feliz con Bárbara y a sus hijos llamándola mamá.
El señor Levinson ha heredado el título de
sir Peter y se ha casado aunque su mujer en seguida se da cuenta de que está
casada con un hombre egoísta, derrochador y que no la quiere. Como no tiene
ingresos y está dilapidando su fortuna, sir Levinson decide meterse en política
y su partido le hace presentarse como diputado por West Lynne. Su oponente es
el señor Carlyle, al que todo el pueblo apoya. Cuando se van a celebrar las
elecciones, se descubre que sir Levinson ha podido tener algo que ver con el
asesinado de Hallijohn y es detenido. Hay un juicio y acaba confesando que él
cometió el asesinato y Richard Hare queda libre para volver a casa. Sir
Levinson es condenado a la horca, aunque al final cambian la pena por trabajos forzosos
y cadena perpetua.
Mientras ocurre esto, lady Isabel vive
cada día más angustiada al ver la vida que ha perdido y que ahora pertenece a
Barbara y porque uno de sus hijos, William, está enfermo. El pequeño acaba
muriendo. Todo este sufrimiento hace mella en Isabel, que cae enferma. Cuando va
a morir pide ver al señor Carlyle, le cuenta la verdad, le pide perdón, él la
perdona y ella muere en paz.
Barbara estaba de viaje en ese momento. A su
vuelta el señor Carlyle le cuenta lo ocurrido porque no quiere que haya secretos
en su matrimonio para que siga siendo un matrimonio feliz.
A pesar de ser una novela bastante extensa
me ha parecido muy amena, me ha atrapado desde el principio. Muestra cómo las
pasiones humanas (el amor, los celos, las inseguridades…) pueden hacer que la
vida de una persona cambie de un momento a otro y cómo, muchas veces, igual que
le pasa a lady Isabel, no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Ella no
era consciente de que el amor que sentía por Archibald era tan fuerte y se da
cuenta al verle casado y feliz con Barbara.
Es el primer libro que leo de esta autora,
a la que no conocía, pero seguramente no será el último.
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